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sábado, 10 de enero de 2015

Dios nos dice HOY

Juan 3, 22-30
En aquel tiempo, fue Jesús con sus discípulos a Judea y permaneció allí con ellos, bautizando. También Juan estaba bautizando en Enón, cerca de Salim, porque ahí había agua abundante. La gente acudía y se bautizaba, pues Juan no había sido encarcelado todavía.

Surgió entonces una disputa entre algunos de los discípulos de Juan y unos judíos, acerca de la purificación. Los discípulos fueron a decirle a Juan: "Mira, maestro, aquel que estaba contigo en la otra orilla del Jordán y del que tú diste testimonio, está ahora bautizando y todos acuden a él".

Contestó Juan: "Nadie puede apropiarse nada, si no le ha sido dado del cielo. Ustedes mismos son testigos de que yo dije: 'Yo no soy el Mesías, sino el que ha sido enviado delante de él'. En una boda, el que tiene a la novia es el novio; en cambio, el amigo del novio, que lo acompaña y lo oye hablar, se alegra mucho de oír su voz. Así también yo me lleno ahora de alegría. Es necesario que él crezca y que yo venga a menos".
Reflexión
A pesar de que Juan murió decapitado casi a inicios del ministerio de Jesús, la iglesia primitiva conoció todavía seguidores del profeta cuando se administraba el bautismo como sacramento de iniciación a la vida cristiana y algunos sólo había oído mencionar el bautismo de Juan.

El bautismo que Juan administra es un signo de preparación para el administrado por la iglesia; Juan sólo bautiza para mostrar el arrepentimiento de quien se acerca al símbolo y al agua, pero Jesús nos deja el sacramento del bautismo para hacer de nosotros verdaderos hijos de Dios. Pero la actitud de Juan es la misma que se espera de todo cristiano; no somos nosotros lo más importante, ni nuestras palabras, ni nuestras acciones si nada de ello está en relación y comunión con Dios.

Juan sabe que no es el Mesías y así lo dijo a quienes le siguieron en un principio; ello nos muestra que el ministerio cristiano siempre se dirige a Jesús, es él el verdadero sentido de la vida cristiana, de los sacramentos, de la vida eclesial y de la vida litúrgica. Para que Jesús obre por medio nuestro es necesario que nosotros disminuyamos para que él crezca en nosotros y así, el Cristo pleno y maduro sea quien rija nuestras vidas y gobierne nuestras existencias.

viernes, 9 de enero de 2015

Esta es Palabra del Señor...

Lucas 5, 12-16
En aquel tiempo, estando Jesús en un poblado, llegó un leproso, y al ver a Jesús, se postró rostro en tierra, diciendo: "Señor, si quieres, puedes curarme". Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: "Quiero. Queda limpio". Y al momento desapareció la lepra. Entonces Jesús le ordenó que no lo dijera a nadie y añadió: "Ve, preséntate al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que Moisés prescribió. Eso les servirá de testimonio".

Y su fama se extendía más y más. Las muchedumbres acudían a oírlo y a ser curados de sus enfermedades. Pero Jesús se retiraba a lugares solitarios para orar.

Reflexión
Este pasaje de la Escritura nos muestra cómo pedir un favor: "Si quieres". Esta es la actitud de aquel que sabe que está hablando con Dios y que, por lo tanto, para Él "todo" es posible; pero al mismo tiempo, es la actitud de aquel que sabe que Dios no solo es todopoderoso, sino que es la misma sabiduría, por lo que sabe lo que es o no bueno para nosotros.

De esta manera tengo la confianza de pedir todo cuanto quiero (aun lo que pudiera considerar una necedad) pero al mismo tiempo, me pongo en sus manos para que él me dé lo que sabe que será bueno para mí y para que el Reino de los cielos crezca en el mundo. Ojalá que tu oración siempre sea: "Señor, si quieres, dame lo que te estoy pidiendo, de cualquier manera siempre te amaré igual".

jueves, 8 de enero de 2015

Dios nos dice HOY

Lucas 4, 14-22
En aquel tiempo, con la fuerza del Espíritu, Jesús volvió a Galilea. Iba enseñando en las sinagogas; todos lo alababan y su fama se extendió por toda la región.

Fue también a Nazaret, donde se había criado. Entró en la sinagoga, como era su costumbre hacerlo los sábados, y se levantó para hacer la lectura. Se le dio el volumen del profeta Isaías, lo desenrolló y encontró el pasaje en que estaba escrito:


El Espíritu del Señor está sobre mí,
porque me ha ungido
para llevar a los pobres la buena nueva,
para anunciar la liberación a los cautivos
y la curación a los ciegos,
para dar libertad a los oprimidos
y proclamar el año de gracia del Señor
.

Enrolló el volumen, lo devolvió al encargado y se sentó. Los ojos de todos los asistentes a la sinagoga estaban fijos en él. Entonces comenzó a hablar, diciendo: "Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír".

Todos le daban su aprobación y admiraban la sabiduría de las palabras que salían de sus labios.
Reflexión
Qué importante es iniciar nuestro año con la seguridad de que la misión de Jesús ha sido ya realizada, por lo que, como lo hemos escuchado hoy en el evangelio, somos libres de todas nuestras ataduras, de nuestros temores, de nuestras inseguridades; que ahora somos capaces de ver que, el mundo creado por Dios, es bueno y que nos necesita para que en él se instaure el Reino.

Y que éste, como todos los años vividos en el Señorío de Cristo, son años de verdadera gracia, en los que el amor y la paz nos salen al paso a cada momento. Vivamos, pues, este año como un verdadero año de gracia en el Señorío de Cristo.

miércoles, 7 de enero de 2015

Palabra del Señor

Marcos 6, 45-52
En aquel tiempo, después de la multiplicación de los panes, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se dirigieran a Betsaida, mientras él despedía a la gente. Después de despedirlos, se retiró al monte a orar.

Entrada la noche, la barca estaba en medio del lago y Jesús, solo, en tierra. Viendo los trabajos con que avanzaban, pues el viento les era contrario, se dirigió a ellos caminando sobre el agua, poco antes del amanecer, y parecía que iba a pasar de largo.

Al verlo andar sobre el agua, ellos creyeron que era un fantasma y se pusieron a gritar, porque todos lo habían visto y estaban espantados. Pero él les habló enseguida y les dijo: "¡Ánimo! Soy yo; no teman". Subió a la barca con ellos y se calmó el viento. Todos estaban llenos de espanto y es que no habían entendido el episodio de los panes, pues tenían la mente embotada.
Reflexión
Cuando las olas de la vida se levantan con ímpetu sobre nuestra pobre vida, incluso nos puede parecer que el mismo Jesús pasará de largo dejándonos a merced del viento.

El evangelio de hoy nos muestra que Dios siempre está con nosotros, que "viendo nuestros esfuerzos" por alcanzar la orilla, se pone en camino para rescatarnos y llevarnos a puerto seguro. Es importante darnos cuenta del esfuerzo que estaban haciendo los discípulos.

Lo mismo Dios nos pide simplemente cooperar a su gracia, que no es otra cosa que hacer lo que está en nuestras manos, con la confianza puesta en que él mismo completará la obra y nos sacará de la crisis. Por ello, nunca te sientas ni solo ni defraudado, las crisis nos sirven para crecer y para aprender a confiar totalmente en Dios.

martes, 6 de enero de 2015

Evangelio de HOY y Reflexión

Marcos 6, 34-44
En aquel tiempo, al desembarcar Jesús, vio una numerosa multitud que lo estaba esperando, y se compadeció de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.

Cuando ya atardecía, se acercaron sus discípulos y le dijeron: "Estamos en despoblado y ya es muy tarde. Despide a la gente para que vayan por los caseríos y poblados del contorno y compren algo de comer". Él les replicó: "Denles ustedes de comer". Ellos le dijeron: "¿Acaso vamos a ir a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?" Él les preguntó: "¿Cuántos panes tienen? Vayan a ver". Cuando lo averiguaron, le dijeron: "Cinco panes y dos pescados".

Entonces ordenó Jesús que la gente se sentara en grupos sobre la hierba verde y se acomodaran en grupos de cien y de cincuenta. Tomando los cinco panes y los dos pescados, Jesús alzó los ojos al cielo, bendijo a Dios, partió los panes y se los dio a los discípulos para que los distribuyeran; lo mismo hizo con los dos pescados.

Comieron todos hasta saciarse, y con las sobras de pan y de pescado que recogieron llenaron doce canastos. Los que comieron fueron cinco mil hombres.

Reflexión
En medio de un mundo egoísta, que solo piensa en sí mismo, este evangelio nos enseña lo qué puede ocurrir cuando se comparte lo que se tiene. Eran solo unos cuantos panes y pescados y fueron suficientes para alimentar a toda una multitud.

Es que precisamente cuando se comparte, es cuando se puede experimentar la multiplicación. Muchas veces pensamos que lo que tenemos (especialmente cuando se trata de recursos económicos) apenas nos alcanzaría para nosotros y para nuestra familia. Es necesario hacer la prueba y darnos cuenta que cuando ponemos nuestros dones al servicio de Dios y de los demás, estos se multiplican enormemente.

La abundancia nace del compartir. El atesorar nos empobrece y empobrece a muchos, el compartir nos enriquece y nos permite participar del amor de Dios. ¿Por qué no haces la prueba y ves qué grande es el Señor?

lunes, 5 de enero de 2015

Jesús nos dice HOY

Mateo 4, 12-17. 23-25
Al enterarse Jesús de que Juan había sido arrestado, se retiró a Galilea, y dejando el pueblo de Nazaret, se fue a vivir al pueblo de Cafarnaúm, junto al lago, en territorio de Zabulón y Neftalí, para que así se cumpliera lo que había anunciado el profeta Isaías:

Tierra de Zabulón y Neftalí,
camino del mar,
al otro lado del Jordán,
Galilea de los paganos;
el pueblo que caminaba en tinieblas
vio una gran luz.
Sobre los que vivían en tierra de sombras
una luz resplandeció.


Desde entonces comenzó Jesús a predicar, diciendo: "Conviértanse, porque ya está cerca el Reino de los cielos". Y andaba por toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando la buena nueva del Reino de Dios y curando a la gente de toda enfermedad y dolencia.

Su fama se extendió por toda Siria y le llevaban a todos los aquejados por diversas enfermedades y dolencias, a los poseídos, epilépticos y paralíticos, y él los curaba. Los seguían grandes muchedumbres venidas de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Transjordania.

Reflexión
Aunque acabamos de celebrar la navidad, la reflexión de la liturgia nos presenta al Jesús adulto que abandona su vida en Nazaret para comenzar con el ministerio de la predicación de la buena noticia del evangelio.

Jesús inicia su ministerio al estilo de los profetas del Antiguo Testamento, así lo indican el hecho de comenzar inmediatamente después de que Juan el Bautista es arrestado por Herodes Antipas, así como de llevar su ministerio al que antiguamente fuera el imperio del Norte, ahí donde habían florecido y predicado los grandes profetas. Incluso su ministerio cumple una profecía: la Galilea de los paganos que habitaba en la oscuridad, vio la gran luz que llevó hasta sus tierras no un profeta, sino el mismo Hijo de Dios y su anuncio se encamina en una doble dirección: el cambio radical de vida para estar dispuestos a recibir el reino de Dios y la recepción de todos los enfermos que él curaba.

El cambio de vida es en orden a la fidelidad a Dios, pero encaminado a la apertura del hermano que sufre y, del que el enfermo, es el modelo por excelencia. El enfermo requiere ayuda, atención, cuidado, solidaridad, justicia, perdón, apertura, comprensión y es el modo en que los cristianos debemos comportarnos con todos, sólo así, nos hacemos aptos para la llegada del reino de Dios.

sábado, 3 de enero de 2015

Palabra de Dios

Juan 1, 29-34
En aquel tiempo, vio Juan el Bautista a Jesús, que venía hacia él, y exclamó: "Este es el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo he dicho: ‘El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo‘. Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua, para que él sea dado a conocer a Israel".

Entonces Juan dio este testimonio: "Vi al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y posarse sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: ‘Aquel sobre quien veas que baja y se posa el Espíritu Santo, ése es el que ha de bautizar con el Espíritu Santo‘. Pues bien, yo lo vi y doy testimonio de que éste es el Hijo de Dios".
Reflexión
El tiempo posterior a la Navidad es un tiempo privilegiado para testificar, para señalar al Recién Nacido; por ello, la liturgia nos presenta los textos que nos invitan a que nosotros, de la misma forma que Juan el Bautista, también lo hagamos conocer por los demás.

Es tiempo para salir de nuestras penas y vergüenzas, y manifestarnos abiertamente, como lo hizo el Bautista, como embajadores del Señor, y hacerlo conocer en todos nuestros ambientes. No tengamos temor de hablar de él en nuestras oficinas, en nuestros centros de trabajo, en el barrio y por supuesto, en nuestras propias familias. Al ir regresando a la normalidad en nuestras vidas, ante la pregunta ¿y cómo la pasaste? Es un buen momento para retomar el tema de la vida cristiana, de lo hermosas que fueron estas fiestas vividas en el amor y la alegría de Jesús, nuestro Señor y Salvador.

Si nosotros no lo anunciamos, si nosotros no nos convertimos en el medio para que Jesús sea amado por los demás, entonces ¿Quién lo hará? Avísale a la gente que en medio de ellos está Jesús, al que quizás no conocen; diles que los anda buscando para darles vida y para dárselas en abundancia; diles que se dejen encontrar por su amor.

viernes, 2 de enero de 2015

Palabra del Señor

Juan 1, 19-28
Este es el testimonio que dio Juan el Bautista, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén a unos sacerdotes y levitas para preguntarle: "¿Quién eres tú?"

El reconoció y no negó quién era. El afirmó: "Yo no soy el Mesías". De nuevo le preguntaron: "¿Quién eres, pues? ¿Eres Elías?" El les respondió: "No lo soy". "¿Eres el profeta?" Respondió: "No". Le dijeron: "Entonces dinos quién eres, para poder llevar una respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?" Juan les contestó: "Yo soy la voz que grita en el desierto: ‘Enderecen el camino del Señor‘, como anunció el profeta Isaías".

Los enviados, que pertenecían a la secta de los fariseos, le preguntaron: "Entonces ¿por qué bautizas, si no eres el Mesías, ni Elías, ni el profeta?" Juan les respondió: "Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay uno, al que ustedes no conocen, alguien que viene detrás de mí, a quien yo no soy digno de desatarle las correas de sus sandalias".

Esto sucedió en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan bautizaba.
Reflexión
Al iniciar el año civil, la palabra de Dios nos invita a descubrir que Jesús ya está en medio de nosotros. Está presente en nuestros hermanos, sobre todo, en los más necesitados, en su Palabra, en la Eucaristía, en la oración.

Es triste que muchos de nosotros, por estar sumergidos en el mar de nuestras ocupaciones diarias no seamos capaces de descubrirlo. Por ello, es fundamental que al iniciar nuestro día y, al menos de vez en cuando, nos detengamos un momento y veamos a nuestro alrededor; que iniciemos nuestro día con un momento de oración y silencio que nos permita descubrir al Dios cercano que busca ser parte de nuestro día y de nuestra misma historia.

Decía un santo sacerdote: No dejes lo importante por hacer lo urgente. Lo único importante es Dios, todo lo demás siempre será urgente.

miércoles, 31 de diciembre de 2014

Ultimo Evangelio del año 2014

Juan 1, 1-18
En el principio ya existía aquel que es la Palabra,
y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios.
Ya en el principio él estaba con Dios.
Todas las cosas vinieron a la existencia por él
y sin él nada empezó de cuanto existe.
El era la vida, y la vida era la luz de los hombres.
La luz brilla en las tinieblas
y las tinieblas no la recibieron.
Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan.
Este vino como testigo, para dar testimonio de la luz,
para que todos creyeran por medio de él.
Él no era la luz, sino testigo de la luz.

Aquel que es la Palabra era la luz verdadera,
que ilumina a todo hombre que viene a este mundo.
En el mundo estaba;
el mundo había sido hecho por él
y, sin embargo, el mundo no lo conoció.

Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron;
pero a todos los que lo recibieron
les concedió poder llegar a ser hijos de Dios,
a los que creen en su nombre,
los cuales no nacieron de la sangre,
ni del deseo de la carne, ni por voluntad del hombre,
sino que nacieron de Dios.

Y aquel que es la Palabra se hizo hombre
y habitó entre nosotros.
Hemos visto su gloria,
gloria que le corresponde como a Unigénito del Padre,
lleno de gracia y de verdad.

Juan el Bautista dio testimonio de él, clamando:
"A éste me refería cuando dije:
‘El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí,
porque ya existía antes que yo‘ ".

De su plenitud hemos recibido todos gracia sobre gracia.
Porque la ley fue dada por medio de Moisés,
mientras que la gracia y la verdad vinieron por Jesucristo.
A Dios nadie le ha visto jamás.
El Hijo unigénito, que está en el seno del Padre,
es quien lo ha revelado.
Reflexión
La lectura que nos presenta hoy la liturgia, nos habla de la preexistencia del Verbo. Con ello expresa la fe de la Iglesia de que Jesús, a quien celebramos ahora por su nacimiento, es verdaderamente Dios. Esto es una cosa increíble, que poco nos detenemos a pensar, imagínate: Dios, el Eterno, el que hizo todo el universo, estuvo vestido con nuestra propia carne y habitó entre nosotros y lo podían ahora contemplar con sus propios ojos los pastores, y sobre todo, María Santísima y san José.

No creo que podamos nosotros tener una idea de lo que sentiría María Santísima, que había recibido la noticia de que Jesús era el Verbo Eterno, y ahora lo veía como un humano; ¿Qué pasaría por su corazón y por su mente? Desafortunadamente para nosotros, los cristianos de este siglo, la fiesta de Navidad ya no es misterio, sino sólo fiesta.

Es necesario volvernos a poner de rodillas delante del pesebre de Jesús, y como san Francisco de Asís (que fue quien instituyó el nacimiento), mientras nuestros ojos contemplan las figuras de barro o porcelana, dejemos que nuestra imaginación regrese al momento mismo del nacimiento de Jesús y que así, de rodillas, le pidamos al Espíritu Santo poder entrar de nuevo en el misterio de la Encarnación y que con su luz maravillosa nos muestre, lo fascinante de este misterio. Date tiempo hoy para tener un rato de oración y contemplación delante del Hijo Único de Dios encarnado, Jesucristo, nuestro Señor.

martes, 30 de diciembre de 2014

En aquel tiempo...

Lucas 2, 36-40
En aquel tiempo, había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana. De joven, había vivido siete años casada y tenía ya ochenta y cuatro años de edad. No se apartaba del templo ni de día ni de noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. (Cuando José y María entraban en el templo para la presentación del niño), se acercó Ana, dando gracias a Dios y hablando del niño a todos los que aguardaban la liberación de Israel.

Una vez que José y María cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y fortaleciéndose, se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios estaba con él.
Reflexión
La alegría del nacimiento de Cristo tiene que ser una noticia de salvación para todos los que se encuentran prisioneros por el pecado, la desesperación, la angustia, el temor y el miedo.

De la misma manera que Ana, la profetisa, comenzó a hablar de Jesús, nosotros también debemos compartir con los demás la alegre noticia de que Jesús es una realidad en nuestra vida y en nuestro mundo; que él es la única oportunidad que tiene el hombre para ser feliz, pues solo en él esta la Vida, la paz y la perfecta armonía interior.

No podemos quedarnos con esta noticia solo para nosotros; quien ha conocido a Jesús, debe anunciarlo a los demás. Tú y yo somos los nuevos profetas de Cristo, no tengamos miedo ni vergüenza de hablar de Jesús a nuestros amigos y compañeros.

lunes, 22 de diciembre de 2014

Engrandece mi alma al Señor


╬ Del santo Evangelio según san Lucas 1, 46-56 

En aquel tiempo, María dijo: “Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es Santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre”. María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.




REFLEXION
«¡Una esperanza que no desilusiona porque el Señor nunca desilusiona. Él es fiel y Él nunca desilusiona! Pensemos y sintamos esta belleza.
El modelo de esta actitud espiritual, de este modo de ser y de caminar por el camino es la Virgen María. Una simple joven de pueblo, que lleva en su corazón toda la esperanza de Dios. En su vientre, la esperanza de Dios ha tomado carne, se ha hecho hombre, se ha hecho historia: Jesucristo. Su Magnificat es el cántico del pueblo de Dios en camino, y de todos los hombres y mujeres que esperan en Dios, en la potencia de su misericordia.
Dejémonos guiar por Ella que es madre, que es mamá y sabe cómo guiarnos, dejémonos guiar por Ella en este tiempo de espera» (Papa Francisco, 1 de diciembre de 2013).

sábado, 20 de diciembre de 2014

El Espiritu Santo descenderá sobre ti....

Lucas 1, 26-38
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María.

Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo". Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo. 


El ángel le dijo: "No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin".

María le dijo entonces al ángel: "¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?" El ángel le contestó: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios". María contestó: "Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho". Y el ángel se retiró de su presencia.
Reflexión
Uno de los valores más exquisitos que permiten que el Reino de los cielos se instaure es la disponibilidad. La vida no es siempre fácil y nuestros proyectos, en muchas ocasiones, se ven modificados incluso drásticamente.

Creo sinceramente que María tendría otros planes para su matrimonio, sin embargo, se presenta siempre disponible a la voluntad y a la acción de Dios en su vida. Y esto es precisamente lo que hace que el Reino de los cielos se haga una realidad. El Sí disponible de María une el cielo con la tierra.

Busquemos, no sólo hoy, sino toda nuestra vida, poner buena cara a los cambios que Dios va realizando en nuestra vida, teniendo presente que esta disponibilidad hará de nosotros un instrumento valioso para que el Reino se realice en nuestras familias y en nuestra sociedad.

jueves, 18 de diciembre de 2014

Qué es ...ser justo ??


Mateo 1, 18-24
Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.

Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: "José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados".

Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros.

Cuando José despertó de aquel sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y recibió a su esposa.
Reflexión
Poco se habla de San José porque se le conoce poco. En este pasaje nos dice Mateo que san José era una hombre "justo". El justo en la Biblia, no es precisamente el hombre equitativo, es decir, el que da a cada uno lo que le corresponde.

En la Biblia, el justo es el hombre que ama a Dios y busca, por sobre todas las cosas, incluso a costa de su propia vida, hacer la voluntad de Dios. Por otro lado, es un hombre reflexivo que busca en todo, descubrir al "Dios que salva". De acuerdo a nuestras categorías de lenguaje, la palabra "justo" correspondería a santo.

Con esta palabra la Escritura nos presenta a José. Simplemente pensemos qué clase de hombre tenía Dios que escoger como esposo para la Madre de su Hijo y para ser modelo de esposo y de padre en la Sagrada Familia. Ojalá todos los hombres pudiéramos ser presentados como José: como hombre justo y santo.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Jesús dice ....

Mateo 1, 1-17
Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos; Judá engendró de Tamar a Fares y a Zará; Fares a Esrom, Esrom a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón; Naasón a Salmón, Salmón engendró de Rajab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, Obed a Jesé, y Jesé al rey David.
David engendró de la mujer de Urías a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abiá, Abiá a Asaf; Asaf a Josafat; Josafat a Joram; Joram a Ozías, Ozías a Joatam, Joatam a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías a Manasés, Manasés a Amón, Amón a Josías, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, durante el destierro en Babilonia.
Después del destierro en Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquim, Eliaquim a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim, Aquim a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob, y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
De modo que el total de generaciones, desde Abraham hasta David, es de catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, es de catorce, y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, es de catorce.
Reflexión
San Mateo inicia su Evangelio con la Genealogía de Cristo para indicarnos que él es el Mesías anunciado desde Abraham y que es verdadero hombre.

Cada período de catorce generaciones nos presenta una etapa de la historia de la salvación, en medio de la cual, Dios fue realizando esta salvación. Dios se inserta en nuestra historia de manera total, se hace hombre, se encarna para tomar parte de las realidades humanas (menos del pecado) y desde ahí proponer un estilo de vida. Jesús no es un concepto sino el amor de Dios hecho carne. Dios está en nuestra historia personal y quiere participar en ella.

El problema es que algunos no le permitimos actuar con libertad y por ello, nuestra vida se complica. Dios no es una idea, es una persona encarnada, por ello el cristianismo no es una filosofía sino un estilo de vida. Vivámoslo esta Navidad y siempre.