sábado, 10 de enero de 2015

Ánimo en las manos de Dios

Aunque me tapo los oídos con la almohada y gruño de rabia cuando suena el despertador... gracias a Dios que puedo oír...Hay muchos que son sordos.

Aunque cierro los ojos cuando, al despertar, el sol se mete en mi habitación... gracias a Dios que puedo ver... Hay muchos que son ciegos.

Aunque me pesa levantarme y pararme de la cama... gracias a Dios que tengo fuerzas para hacerlo... Hay muchos postrados que no pueden.

Aunque regaño porque no encuentro mis cosas porque los niños hicieron un desorden... gracias a Dios que tengo familia... Hay muchos solitarios.


Aunque la comida no estuvo buena y el desayuno fue peor... gracias a Dios que tengo alimentos... Hay muchos con hambre.

Aunque mi trabajo es monótono y rutinario... gracias a Dios que tengo ocupación... Hay muchos desempleados.

Aunque no estoy conforme con la vida, peleo conmigo mismo y tengo muchos motivos para quejarme... gracias a Dios por la vida.

Dios nos dice HOY

Juan 3, 22-30
En aquel tiempo, fue Jesús con sus discípulos a Judea y permaneció allí con ellos, bautizando. También Juan estaba bautizando en Enón, cerca de Salim, porque ahí había agua abundante. La gente acudía y se bautizaba, pues Juan no había sido encarcelado todavía.

Surgió entonces una disputa entre algunos de los discípulos de Juan y unos judíos, acerca de la purificación. Los discípulos fueron a decirle a Juan: "Mira, maestro, aquel que estaba contigo en la otra orilla del Jordán y del que tú diste testimonio, está ahora bautizando y todos acuden a él".

Contestó Juan: "Nadie puede apropiarse nada, si no le ha sido dado del cielo. Ustedes mismos son testigos de que yo dije: 'Yo no soy el Mesías, sino el que ha sido enviado delante de él'. En una boda, el que tiene a la novia es el novio; en cambio, el amigo del novio, que lo acompaña y lo oye hablar, se alegra mucho de oír su voz. Así también yo me lleno ahora de alegría. Es necesario que él crezca y que yo venga a menos".
Reflexión
A pesar de que Juan murió decapitado casi a inicios del ministerio de Jesús, la iglesia primitiva conoció todavía seguidores del profeta cuando se administraba el bautismo como sacramento de iniciación a la vida cristiana y algunos sólo había oído mencionar el bautismo de Juan.

El bautismo que Juan administra es un signo de preparación para el administrado por la iglesia; Juan sólo bautiza para mostrar el arrepentimiento de quien se acerca al símbolo y al agua, pero Jesús nos deja el sacramento del bautismo para hacer de nosotros verdaderos hijos de Dios. Pero la actitud de Juan es la misma que se espera de todo cristiano; no somos nosotros lo más importante, ni nuestras palabras, ni nuestras acciones si nada de ello está en relación y comunión con Dios.

Juan sabe que no es el Mesías y así lo dijo a quienes le siguieron en un principio; ello nos muestra que el ministerio cristiano siempre se dirige a Jesús, es él el verdadero sentido de la vida cristiana, de los sacramentos, de la vida eclesial y de la vida litúrgica. Para que Jesús obre por medio nuestro es necesario que nosotros disminuyamos para que él crezca en nosotros y así, el Cristo pleno y maduro sea quien rija nuestras vidas y gobierne nuestras existencias.

viernes, 9 de enero de 2015

Esta es Palabra del Señor...

Lucas 5, 12-16
En aquel tiempo, estando Jesús en un poblado, llegó un leproso, y al ver a Jesús, se postró rostro en tierra, diciendo: "Señor, si quieres, puedes curarme". Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: "Quiero. Queda limpio". Y al momento desapareció la lepra. Entonces Jesús le ordenó que no lo dijera a nadie y añadió: "Ve, preséntate al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que Moisés prescribió. Eso les servirá de testimonio".

Y su fama se extendía más y más. Las muchedumbres acudían a oírlo y a ser curados de sus enfermedades. Pero Jesús se retiraba a lugares solitarios para orar.

Reflexión
Este pasaje de la Escritura nos muestra cómo pedir un favor: "Si quieres". Esta es la actitud de aquel que sabe que está hablando con Dios y que, por lo tanto, para Él "todo" es posible; pero al mismo tiempo, es la actitud de aquel que sabe que Dios no solo es todopoderoso, sino que es la misma sabiduría, por lo que sabe lo que es o no bueno para nosotros.

De esta manera tengo la confianza de pedir todo cuanto quiero (aun lo que pudiera considerar una necedad) pero al mismo tiempo, me pongo en sus manos para que él me dé lo que sabe que será bueno para mí y para que el Reino de los cielos crezca en el mundo. Ojalá que tu oración siempre sea: "Señor, si quieres, dame lo que te estoy pidiendo, de cualquier manera siempre te amaré igual".

jueves, 8 de enero de 2015

Dios nos dice HOY

Lucas 4, 14-22
En aquel tiempo, con la fuerza del Espíritu, Jesús volvió a Galilea. Iba enseñando en las sinagogas; todos lo alababan y su fama se extendió por toda la región.

Fue también a Nazaret, donde se había criado. Entró en la sinagoga, como era su costumbre hacerlo los sábados, y se levantó para hacer la lectura. Se le dio el volumen del profeta Isaías, lo desenrolló y encontró el pasaje en que estaba escrito:


El Espíritu del Señor está sobre mí,
porque me ha ungido
para llevar a los pobres la buena nueva,
para anunciar la liberación a los cautivos
y la curación a los ciegos,
para dar libertad a los oprimidos
y proclamar el año de gracia del Señor
.

Enrolló el volumen, lo devolvió al encargado y se sentó. Los ojos de todos los asistentes a la sinagoga estaban fijos en él. Entonces comenzó a hablar, diciendo: "Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír".

Todos le daban su aprobación y admiraban la sabiduría de las palabras que salían de sus labios.
Reflexión
Qué importante es iniciar nuestro año con la seguridad de que la misión de Jesús ha sido ya realizada, por lo que, como lo hemos escuchado hoy en el evangelio, somos libres de todas nuestras ataduras, de nuestros temores, de nuestras inseguridades; que ahora somos capaces de ver que, el mundo creado por Dios, es bueno y que nos necesita para que en él se instaure el Reino.

Y que éste, como todos los años vividos en el Señorío de Cristo, son años de verdadera gracia, en los que el amor y la paz nos salen al paso a cada momento. Vivamos, pues, este año como un verdadero año de gracia en el Señorío de Cristo.

miércoles, 7 de enero de 2015

Palabra del Señor

Marcos 6, 45-52
En aquel tiempo, después de la multiplicación de los panes, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se dirigieran a Betsaida, mientras él despedía a la gente. Después de despedirlos, se retiró al monte a orar.

Entrada la noche, la barca estaba en medio del lago y Jesús, solo, en tierra. Viendo los trabajos con que avanzaban, pues el viento les era contrario, se dirigió a ellos caminando sobre el agua, poco antes del amanecer, y parecía que iba a pasar de largo.

Al verlo andar sobre el agua, ellos creyeron que era un fantasma y se pusieron a gritar, porque todos lo habían visto y estaban espantados. Pero él les habló enseguida y les dijo: "¡Ánimo! Soy yo; no teman". Subió a la barca con ellos y se calmó el viento. Todos estaban llenos de espanto y es que no habían entendido el episodio de los panes, pues tenían la mente embotada.
Reflexión
Cuando las olas de la vida se levantan con ímpetu sobre nuestra pobre vida, incluso nos puede parecer que el mismo Jesús pasará de largo dejándonos a merced del viento.

El evangelio de hoy nos muestra que Dios siempre está con nosotros, que "viendo nuestros esfuerzos" por alcanzar la orilla, se pone en camino para rescatarnos y llevarnos a puerto seguro. Es importante darnos cuenta del esfuerzo que estaban haciendo los discípulos.

Lo mismo Dios nos pide simplemente cooperar a su gracia, que no es otra cosa que hacer lo que está en nuestras manos, con la confianza puesta en que él mismo completará la obra y nos sacará de la crisis. Por ello, nunca te sientas ni solo ni defraudado, las crisis nos sirven para crecer y para aprender a confiar totalmente en Dios.

martes, 6 de enero de 2015

Evangelio de HOY y Reflexión

Marcos 6, 34-44
En aquel tiempo, al desembarcar Jesús, vio una numerosa multitud que lo estaba esperando, y se compadeció de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.

Cuando ya atardecía, se acercaron sus discípulos y le dijeron: "Estamos en despoblado y ya es muy tarde. Despide a la gente para que vayan por los caseríos y poblados del contorno y compren algo de comer". Él les replicó: "Denles ustedes de comer". Ellos le dijeron: "¿Acaso vamos a ir a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?" Él les preguntó: "¿Cuántos panes tienen? Vayan a ver". Cuando lo averiguaron, le dijeron: "Cinco panes y dos pescados".

Entonces ordenó Jesús que la gente se sentara en grupos sobre la hierba verde y se acomodaran en grupos de cien y de cincuenta. Tomando los cinco panes y los dos pescados, Jesús alzó los ojos al cielo, bendijo a Dios, partió los panes y se los dio a los discípulos para que los distribuyeran; lo mismo hizo con los dos pescados.

Comieron todos hasta saciarse, y con las sobras de pan y de pescado que recogieron llenaron doce canastos. Los que comieron fueron cinco mil hombres.

Reflexión
En medio de un mundo egoísta, que solo piensa en sí mismo, este evangelio nos enseña lo qué puede ocurrir cuando se comparte lo que se tiene. Eran solo unos cuantos panes y pescados y fueron suficientes para alimentar a toda una multitud.

Es que precisamente cuando se comparte, es cuando se puede experimentar la multiplicación. Muchas veces pensamos que lo que tenemos (especialmente cuando se trata de recursos económicos) apenas nos alcanzaría para nosotros y para nuestra familia. Es necesario hacer la prueba y darnos cuenta que cuando ponemos nuestros dones al servicio de Dios y de los demás, estos se multiplican enormemente.

La abundancia nace del compartir. El atesorar nos empobrece y empobrece a muchos, el compartir nos enriquece y nos permite participar del amor de Dios. ¿Por qué no haces la prueba y ves qué grande es el Señor?